miércoles, 30 de noviembre de 2011

Rodamos.

Avanzamos en círculos. Estudiamos. Aprendemos de lo que fuimos para saber lo que seremos. Caminamos peregrinamente de casa al trabajo y viceversa. Separamos el tiempo en años y éstos en días. Seguimos discretizando el continuo hasta la saciedad, para así poder cuadricular nuestras actividades en busca de un hábito útil. Marcamos el espacio con líneas y limitamos su traspaso. Dividimos la tierra en parcelas y construímos casas que llenamos de muebles para crear un nido en el que dormir y disfrutar el tiempo que no estamos trabajando. Pagamos con dinero. Cobramos en dinero. Contamos monedas y billetes que cambiamos por lotes de productos para consumir preferentemente antes de la fecha indicada o por tiempo libre. Compramos libertad. Privatizamos espacio para llenarlo de nada. Viajamos buscando experiencias que enriquezcan nuestra triste existencia. Leemos para vivir otras vidas y sentirnos otras personas. Acampamos creando familias que enfrascamos en el mismo bucle, repitiendo el patrón que nos define. Buscamos extravagancias para aflojar el corsé y no encontramos más que nuevas pautas. Dependemos de mecanismos que no entendemos, porque hemos creado un mundo que nos devora sin comprendernos. Tratamos de pensar, presumimos de crear, pero sólo repetimos. Profesamos creencias para disfrazar la tara que cada uno ocultamos. Comerciamos alimentando una máquina que sustenta algo que no existe. Informamos de suecesos y somos solidarios. Hacemos girar la rueda y rechazamos a los que bajan de ella. Somos mayoría.






En el cinexín:

viernes, 25 de noviembre de 2011

El pino negro.

Entra en el bosque
buscando esa negrura
de la tristeza.

Toca un pino alto
deja escapar la pena
y no regresa.

Todos se han muerto
pero sin comprender
al pino negro.




En el tocadiscos:
Red House Painters - Medicine Bottle

miércoles, 23 de noviembre de 2011

De humedad y recuerdos.

Te aprendí aquellas mañanas de invierno y chubasquero, con el agua empapando mi calzado. Solías observarme a escondidas desde la marquesina donde nadie se resguardaba o allá donde las hojas marrones no hacían ruido al andar. Por aquel entonces tú eras más alegre que ahora y yo todavía tenía autobuses por perder. Recuerdo con cariño los bocadillos de chocolate antes de ir a clase de inglés, las mentiras que nunca supe contar y la noche fría, negra. Mi hermana me daba consejos que yo escuchaba con mucho interés y otro tanto de indolencia, pero al volver a casa las golondrinas retornaban a mi garganta. Y a la hora de dormir apuesto a que eras tú la que hacía crujir la madera bajo mi cama. Después un silencio ensordecedor.

Un mosquito.

La sábana torcida.
Se enderezaba y media vuelta.

Por fin, las rendijas se rendían ante un despertar certero como las sonrisas de las embarazadas. Y tú. Tú aguardabas en algún lugar donde yo no podía verte, con las legañas que dejan los sueños infinitos.






En el tocadiscos:
Bill Evans & Jim Hall - Darn that Dream

martes, 22 de noviembre de 2011

Junto al camino.

Volvió sobre sus pasos varias veces. Sabía adónde tenía que ir, pero no por dónde. Hasta en tres ocasiones tropezó con la misma piedra. Repitió para sí esa frase tan manida. El hombre... el hombre... el hombre comete una y otra vez idénticos errores. ¿Pero era él un hombre? ¿Merecía tanto?

Paró, respiró hondo y se apartó del camino. Allí la presión era menor. De un caminante se espera, como mínimo, avanzar. Pero fuera era distinto. Adquiría dimensión de observador. De ente que mira ajeno a todo. Se sintió importante. Escrutó sus manos rápidamente hasta que encontró un callo que hurgar y se empleó a fondo en la tarea. De ese modo le era más fácil pensar.

Desde su nueva posición, la vereda estaba a su alcance, pero en un plano inferior. Notó una brizna de cansancio, así que decidió buscar un risco para sentarse. Cuando lo encontró se acomodó sobre él, en un lugar todavía un poco más elevado, y se sintió bien.

Ya nunca regresó al camino.





En el tocadiscos:
Nacho Vegas - La Fiesta

domingo, 20 de noviembre de 2011

Soneto al 20.11.

Catorce versos para los que votan
trece para los que creen en otros
doce para que nulos no sean pocos
once para los del rojo y la rosa.

Diez, que PNV va perdiendo comba
nueve, que Amaiur tiene grupo propio
ocho, que Revilla se queda corto
siete, que Mariano está en La Moncloa.

Seis, empieza el baile de los recuentos
cinco, menuda canción nos espera
cuatro, que lo de antes eran sondeos.

Tres, pero no hay sitio para sorpresas
dos, ni para indignados ni alto el fuego...
porque el primero es nuestra España lerda.





En el tocadiscos: 
Pascual Marquina - España cañí

domingo, 13 de noviembre de 2011

Las horas cortas.

Las hora cortas
que se ahorcaron
siempre regresan
con un machete
entre los dientes
con un buen brete
en que meterte
con un sol tenue
que no calienta.

Las horas cortas
que se ahorcaron
van con la sombra
perenne y negra
como la culpa
larga y certera
pero sin duda
nunca se alejan
de nuestras fobias.

El que es cobarde
sin sonrojarse
puede marcharse
pues ha esquivado
las horas cortas
que se ahorcaron.






En el tocadiscos:
Sigur Rós  -  Svefn-g-englar

sábado, 12 de noviembre de 2011

jueves, 10 de noviembre de 2011

Libreto.

Hincar la uña en el filtro de un cigarro que nunca se encendió. Intentar ir más allá de la mera descripción. Pero, no puede haber nada más bello. No lo imagino. Los verbos de acción dinamizan. Nadie quiere dinamizar. Horrible palabra. Los labios entreabiertos dejarán escapar un sorbo de alma cada vez. Y los vidrios enfermos no pueden contener tanto frío. Embotado como está. Ella también: se envolvió en lágrimas sin memoria.

Se miran entonando algún pretérito imperfecto del subjuntivo. Torciendo lenguas en bocas equivocadas. Y el creer, concepto extraño pero poderoso como los músculos de la vagina. Sin huesos de humo ni halos de sangre. Dormida sin pensar en los trenes que van. En las estaciones a las que se da la espalda.

Salto de página a mano alzada.

En un puerto con la mar picada y los barcos inquietos. El cabello retando al viento. Salitre. Sonido leve y doloroso. Con el tacto de aquella blusa tatuado en los dedos. Enumeración. Afirmarán, gris, puta, cortante, saltar. Y los violines que aúllan sin piedad.

Hola querido, te escribo desde el trabajo pero no sé cuándo recibirás esta carta. Con bolsos llenos de teléfonos que vibran. Papel celofán entre los dientes. ¿Tú cómo lo llamas? Diálogos no, por favor.


La mujer retira la mano
del pecho del hombre. Se
levanta y abandona la habitación.
Su ausencia no cambia
nada. El hombre no se mueve.

Atiq Rahimi.



En el tocadiscos:
Lucia Micarelli - Aurora-Kashmir

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Te invito a mi casa.

En mi casa hay radiadores
cortinas en las ventanas
jilgueros por las mañanas
un poco de arroz y flores.
En mi casa los colores
van del verde al rojo oscuro
para hacer aquel conjuro
que aprendí de mis mayores
y que hará que nunca llores
aunque estés en un apuro.
En mi casa, te lo juro
no hay lugar para temores
mas tampoco para amores
no sensibles al bromuro.






En el tocadiscos:
Chavela Vargas  -  Paloma Negra

lunes, 7 de noviembre de 2011

Días del viejo Román (II).

A la hora de comer, su nuera vuelve a casa. El trabajo en la ventanilla del banco debe ser soberanamente aburrido, se dice el viejo. Cómodo pero aburrido, no como aquellas labores del campo. Recuerda entonces el sudor en la frente, con el sol bien alto y la tierra muy caliente. Las mañanas que se derretían a base de azadazos o tajos de dalle. No hacía falta que su mujer le llamara a comer; cuando las tripas sonaban estaba claro que era la hora de volver. Trata de comprender cómo ha cambiado todo, pero tampoco se esfuerza demasiado. Al fin y al cabo, lo de ahora ya es para otros.

Pese a los intentos de la muchacha -amabilidad fingida, cree el viejo- apenas intercambian cuatro frases durante la comida. Nunca fue santo de su devoción esa chica. Desde el principio supo que con su hijo iba a formar una de esas parejas ejemplares y sosas. Lo que el pequeño llama con sorna "nuevos ricos".

Él sí que es feliz, piensa. El hijo pequeño sí que ha logrado la vida que quería, sin dejarse calzar por los que dicen que saben. Hace mucho que no hay noticias de él más allá de un par de llamadas al mes para decir que sigue bien, pero no se lo reprocha. Quizá sea una actitud egoísta, pero es lo que hay, y aunque todos los cuidados los recibe de su hijo mayor y su nuera, sigue siendo al otro al que quiere más.

Pasadas las tres, Román barrunta dos palabras de halago a la comida y a la cocinera esforzándose en parecer enfadado y sale a la calle. Desde poco después del final de la guerra no duerme la siesta. Como suele decir, ya no se come suficientemente contundente como para tener que reposar. Mirando al suelo, camina despacio hasta el bar, donde va a jugar al mus con los de siempre. Con los que quedan, piensa.





En el tocadiscos:
Coleman Hawkins  -  Speak Low

domingo, 6 de noviembre de 2011

Lo hago aunque no quiera.

Debería hablar del cielo de otoño, que nos baña en agua bendita. Eso sería poético y cierto, pero no voy a hacerlo. Y si ya lo he hecho, lo retiro arrepentido. Podría mencionar los interesantes libros que visten mi mesilla de noche, así como analizar sus temáticas y argumentos. Justificar mi elección, alabar o maldecir a sus autores. Me dejaría en buen lugar, pero no lo necesito. No estaría mal deciros que no voy a votar porque el sistema no funciona y porque los candidatos apestan. Me definiría -lo hago aunque no quiera- y generaría esa típica polémica sobre si no votar conlleva no valorar la importancia de poder hacerlo. Me niego. Miento, miento y miento. Como si me gustara hablar de amor o de cosas trascendentales y filosóficas. Del enigma ontológico, el destino, las casualidades; de la muerte. Lo aborrezco. Todo eso es una puta farsa que hacemos para dar importancia al poco entendimiento que tenemos. Y para hinchar eso que llamamos ego. Joder, ya estoy dándole al tema. Qué asco. Quiero que salga de mí. Nada es tan dramático. No somos más. Y el bienestar me suda la polla. Lo único que necesito es un plato caliente al día y follar una o dos veces por semana. Ni siquiera pido que estén buenas, cojones. Esas niñatas que ahora se creen algo porque estudian carreras y se ponen trajes chaqueta de color gris marengo. Son unas zorras igual que todas. Las de los polígonos, las de las esquinas y las de los hoteles. Y vosotros, cínicos de mierda. Arquitectos, médicos, ingenieros, abogados. Puteros con coches caros, que habláis de ética y moral con vuestra mujer. De lo mal que va el país. Putos con coches caros que cuando ponéis el culo ni siquiera es para vivir. Estáis podridos. Os mataría a todos por hacerme un favor a mí mismo. Para no vomitar delante de vuestros hijos. Y a vuestros hijos también los mataría.






En el tocadiscos:
Converge  -  Jane Doe

martes, 1 de noviembre de 2011

Soy como vosotros.

Venid y tocad
(Habla la nada encinta
desde su atrio)
soy como vosotros
nauseabunda, colérica y vanidosa.
Escuchad
no temáis, ¡oh ilusos!
no temáis.
Abridme vuestras almas
vuestros ojos, vuestras dudas
tiernas, virginales.
Dejadme parir en vosotros
sin sangre de hierro
o sin dolor de madre.
Vaciad el humus
aterido, anestésico
verde como los miedos verdes
y llenaos de mí.
Mirad
a pies juntos ¡sí infelices!
a pies juntos.
Descubríos con ira
y tenedme con fe.






En el tocadiscos:
Mono  -  Pure as Snow