miércoles, 28 de diciembre de 2011

Tecnocracia y liberalismo.

Mostró el gallego su equipo de gala
con De Guindos y Soraya y Cañete.
Mi suerte en la lotería fue mala
no como Fabra (Pepé de membrete).

Avanza el país decidido y firme:
palos de ciego y guano de gaviota.
Mejor será hacer maletas e irme
que ser gavilán con el ala rota.

Que sí, que la confianza es lo importante.
Que sí, tecnocracia y liberalismo.
Que sí, la austeridad del corta-corta...

Mas cuando Urdangarín es un mangante

y el señor Camps tres cuartos de lo mismo:
la vergüenza ¿quién coño la soporta?






En el tocadiscos:
Jose Jose  -  Gavilán o Paloma

sábado, 24 de diciembre de 2011

Maquillaje.

Otra última para los ebrios
que mintiendo a las auroras
esquivan
se esquivan
comprenden sin lucha
lo erótico de su pecado.

Al volar sin sueño
desde fosas comunes
definen los alientos rotos
de esos otros
mimos
con el lápiz de labios ausente.

Volverán
si vuelven
las yemas de los dedos
heladas en cristal
transparentes como ruegos
rodilla en tierra
de nadie.






En el tocadiscos:
Tic-tac, tic-tac, tic-tac...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

De acuarela y pinceles.

Hoy he encontrado un maletín con mis bártulos de pintura. Estaba en un rincón, lleno de polvo, esperando sin prisa que alguien se acordara de él. Lo he limpiado con cuidado y lo he abierto. El interior estaba intacto. Ordenado, tal como yo era cuando pintaba. Por un lado los pinceles, la caja de acuarelas, un trapo y la paleta de plástico. Por otro el estuche de dibujo. Dentro seguían los carboncillos, el lápiz, el difumino, la goma de lengua de gato, el grafito, el lápiz compuesto y la lija para afilar. Todo cubierto de una pátina oscura de carbón.

El tacto suave de los pinceles de pelo de ardilla me ha hecho revivir buenos momentos. Había voces, historias de la semana y música de fondo. Bach, Grieg, Beethoven, cualquier clásico. Había un modelo -un bodegón la mayoría de las veces- en el centro de la sala, alumbrado por un flexo medio roto.

Un ojo guiñado y la mano firme sosteniendo el radio, como un tirador apuntando a la diana. Las manos manchadas. El olor a trementina, a aguarrás, a la madera de la carpintería que usábamos como estudio. He recordado el agua empapando el papel, arrugándolo. El pigmento tiñéndolo todo, unas veces de forma controlada, otras creando deliciosos caprichos o deliciosos estropicios.

Y las manos de Elvira. Las más delicadas que he visto jamás. Unas manos que se movían como nubes de mariposas, frágiles pero convencidas. El meñique apoyándose de forma imperceptible para ejecutar trazos casi de cirujano, certeros, confiados. Luego seguía un "ya puedes seguir tú".


Parece frustrante disponer de las herramientas pero no saber usarlas. Primero encajar, después dibujar, manchar el fondo, cuidar los blancos -la luz, una vez emborronada nunca vuelve-, e ir definiendo el conjunto. Al final sólo remarcar el claroscuro para dar profundidad y fuerza. Y firmar la obra. Algo como certificar el asesinato.

Me gustaría saber seguir ahora. Quisiera pintar alfombras voladoras o aviones de papel en los que subirme. Árboles desnudos que se se encorven sometidos por el viento que nadie puede dibujar. Mares en calma pariendo horizontes eternos. Quisiera encontrar los verdes, los azules y los ocres que coloreen el pasado que se olvidó. Y los rojos que tachen cada cicatriz con una pincelada implacable.





En el tocadiscos:
Chopin - Marcha Fúnebre

lunes, 19 de diciembre de 2011

Astillas.

Son recuerdos que fluyen rápido, como las corrientes que me arrastraban en aquel río de mi niñez. Fogonazos de Cowboy Bebop, en una persecución sin final. O quizá hacia ningún sitio. Espirales sacadas de un disco de Los Planetas. Y, de fondo, sombras tenues danzando en una suerte de ritual extraño. El contrabajo culmina cada puntada de un zurcido sin roto previo. Pero al final seguramente no haya nada. Si acaso un nuevo principio, peregrino e inmutable. La continuación de una huida absurda.

Me sucede a menudo esto del aprendizaje inverso. Algo así como los poemas sin rima que todavía me atormentan antes de cada despertar. Acompañado del pasajero oscuro que culmina el cuadro que no vestirá ninguna pared. Ese que, como mucho, arderá entre las astillas de la vergüenza.






En el tocadiscos:
John Coltrane - Persuance

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Donde hay montañas y cisnes.

He conocido un lugar
donde toda cosa es curva,
donde lo recto perturba
y lo típico es vulgar.
Allí es un placer dudar;
ver con ojos de perdido
lo que pierdes si no has sido
tan bueno como creyeron
los que no te conocieron
desvelando lo escondido.

He conocido un lugar
con puentes y trolebuses,
con frío para que abuses
de abrigarte y de abrazar.
Allí hay montañas y mar;
cisnes de cabezas gachas
que degüellan malas rachas
escuchando desvaríos
sean de otros, sean míos
o de mujeres borrachas.

He conocido un lugar
que no es un país ni es nada,
que no admite la jugada
de llegar ver y ganar.
Allí no existe el azar;
se derrocha la venganza
con el que viene sin panza
ni modales ni efectivo
a inclinar, sin ser nativo,
de su lado la balanza.







En el tocadiscos:
Patent Ochsner - Ludmila

martes, 13 de diciembre de 2011

Días del viejo Román (y III).

A las cinco y media se despide de los compañeros de juego. Vuelve a casa reflexionando sobre cosas sin importancia, intentando evitar pensar en su mujer. Una vez en su habitación, ya sólo ella ocupa su mente. Se asea con cuidado, abre el armario y escoge con detenimiento una de las corbatas lisas para ponerse con su traje. Se cala la boina de cuadros que compraron juntos el primer día que llegaron a la ciudad y va con aire decidido a ocupar su sitio en la parada de autobús.

Como cada día, a la hora exacta, está en la puerta de la residencia. Ella, como siempre, le recibe con sorpresa; no esperaba que viniera.

Se sientan frente a frente. Se miran, él con cariño, ella con extrañeza. Y conversan con un tono de obligación. Poco a poco los temas van fluyendo, sin mucho sentido, y, de repente, algo hace saltar la chispa del mal humor. "Otra vez te has olvidado de darme las camisas para que las planche. ¿Cuántas veces te tengo que decir que pareces un pordiosero con esas arrugas? Y dile a tu hijo que a ver cuándo se casa, que qué va a pensar la gente de nosotros". Aunque hace ya dos años que es su nuera la que plancha su ropa, y casi cuatro que fueron juntos a la boda, el viejo asiente: "Sí, no sé dónde tengo la cabeza. Y tranquila, creo que ya se han decidido, sólo les falta fijar la fecha". "Así me gusta, que las cosas sean como deben. Ah, y tenemos que ir pensando en comprar un nuevo congelador, que este ya no hace más que hielo".







En el tocadiscos:
Tom Waits - You can never hold back spring

martes, 6 de diciembre de 2011

La búsqueda.

Interpretar los posos de un progreso
traidor como los besos de cianuro
es intentar atravesar un muro
con mis excelencias de tentetieso.

Buscar con el ahínco del sabueso
los tuétanos que hilvanan el futuro
me pone cada ocaso en un apuro,
pero la aurora me descubre ileso.

Mas qué poco cuesta ser un cualquiera
a la hora de las hostias y los panes,
cuando el cura se sube la sotana.

Sobreviviré -o eso pretendiera-
sin bailarles el agua a los rufianes;
sin perder la ilusión en el mañana.







En el tocadiscos:
Max Roach - The Third Eye

sábado, 3 de diciembre de 2011

La mujer que entró en un bar.

Estaba acodado en el rincón de la barra de siempre cuando ella apareció. Acababa de pedir la última cerveza que podía pagar con los veinte euros que llevaba encima, pero no llegué a darle ni un sorbo. En aquel bar donde siempre estábamos los mismos y el camarero era lo suficientemente antipático como para que pagáramos lo que bebíamos, no se solía ver a una morena cuarentona con falda por encima de la rodilla, carmín y pestañas bañadas en rímel. No se solía ver a una mujer así que saltase a la vista que no era puta. Por eso, cuando entró, todas las miradas desembocaron en sus tacones y en su pinta de buscar algo fácil para esa noche.

Abandoné mi cerveza y me acerqué a ella con una erección imposible de disimular. La competencia en aquel tugurio era nula, teniendo en cuenta que sólo el camarero y yo éramos capaces de articular palabra. Sin mediar saludo le dije que ella no era de por allí. Que a quién o qué buscaba. Me agarró la entrepierna mientras pedía un Seagram's con tónica. Después acercó su boca a mi oreja y me susurró que había venido a follarme. Olía a una mezcla entre perfume caro y tabaco. Irremediablemente se me dibujó una sonrisa tonta en la cara; gesto que se esfumó cuando vi cómo introducía lentamente la mano libre en su bolso para sacar una micro-uzi.







En el tocadiscos:
Muse - Hysteria

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Rodamos.

Avanzamos en círculos. Estudiamos. Aprendemos de lo que fuimos para saber lo que seremos. Caminamos peregrinamente de casa al trabajo y viceversa. Separamos el tiempo en años y éstos en días. Seguimos discretizando el continuo hasta la saciedad, para así poder cuadricular nuestras actividades en busca de un hábito útil. Marcamos el espacio con líneas y limitamos su traspaso. Dividimos la tierra en parcelas y construímos casas que llenamos de muebles para crear un nido en el que dormir y disfrutar el tiempo que no estamos trabajando. Pagamos con dinero. Cobramos en dinero. Contamos monedas y billetes que cambiamos por lotes de productos para consumir preferentemente antes de la fecha indicada o por tiempo libre. Compramos libertad. Privatizamos espacio para llenarlo de nada. Viajamos buscando experiencias que enriquezcan nuestra triste existencia. Leemos para vivir otras vidas y sentirnos otras personas. Acampamos creando familias que enfrascamos en el mismo bucle, repitiendo el patrón que nos define. Buscamos extravagancias para aflojar el corsé y no encontramos más que nuevas pautas. Dependemos de mecanismos que no entendemos, porque hemos creado un mundo que nos devora sin comprendernos. Tratamos de pensar, presumimos de crear, pero sólo repetimos. Profesamos creencias para disfrazar la tara que cada uno ocultamos. Comerciamos alimentando una máquina que sustenta algo que no existe. Informamos de suecesos y somos solidarios. Hacemos girar la rueda y rechazamos a los que bajan de ella. Somos mayoría.






En el cinexín:

viernes, 25 de noviembre de 2011

El pino negro.

Entra en el bosque
buscando esa negrura
de la tristeza.

Toca un pino alto
deja escapar la pena
y no regresa.

Todos se han muerto
pero sin comprender
al pino negro.




En el tocadiscos:
Red House Painters - Medicine Bottle

miércoles, 23 de noviembre de 2011

De humedad y recuerdos.

Te aprendí aquellas mañanas de invierno y chubasquero, con el agua empapando mi calzado. Solías observarme a escondidas desde la marquesina donde nadie se resguardaba o allá donde las hojas marrones no hacían ruido al andar. Por aquel entonces tú eras más alegre que ahora y yo todavía tenía autobuses por perder. Recuerdo con cariño los bocadillos de chocolate antes de ir a clase de inglés, las mentiras que nunca supe contar y la noche fría, negra. Mi hermana me daba consejos que yo escuchaba con mucho interés y otro tanto de indolencia, pero al volver a casa las golondrinas retornaban a mi garganta. Y a la hora de dormir apuesto a que eras tú la que hacía crujir la madera bajo mi cama. Después un silencio ensordecedor.

Un mosquito.

La sábana torcida.
Se enderezaba y media vuelta.

Por fin, las rendijas se rendían ante un despertar certero como las sonrisas de las embarazadas. Y tú. Tú aguardabas en algún lugar donde yo no podía verte, con las legañas que dejan los sueños infinitos.






En el tocadiscos:
Bill Evans & Jim Hall - Darn that Dream

martes, 22 de noviembre de 2011

Junto al camino.

Volvió sobre sus pasos varias veces. Sabía adónde tenía que ir, pero no por dónde. Hasta en tres ocasiones tropezó con la misma piedra. Repitió para sí esa frase tan manida. El hombre... el hombre... el hombre comete una y otra vez idénticos errores. ¿Pero era él un hombre? ¿Merecía tanto?

Paró, respiró hondo y se apartó del camino. Allí la presión era menor. De un caminante se espera, como mínimo, avanzar. Pero fuera era distinto. Adquiría dimensión de observador. De ente que mira ajeno a todo. Se sintió importante. Escrutó sus manos rápidamente hasta que encontró un callo que hurgar y se empleó a fondo en la tarea. De ese modo le era más fácil pensar.

Desde su nueva posición, la vereda estaba a su alcance, pero en un plano inferior. Notó una brizna de cansancio, así que decidió buscar un risco para sentarse. Cuando lo encontró se acomodó sobre él, en un lugar todavía un poco más elevado, y se sintió bien.

Ya nunca regresó al camino.





En el tocadiscos:
Nacho Vegas - La Fiesta

domingo, 20 de noviembre de 2011

Soneto al 20.11.

Catorce versos para los que votan
trece para los que creen en otros
doce para que nulos no sean pocos
once para los del rojo y la rosa.

Diez, que PNV va perdiendo comba
nueve, que Amaiur tiene grupo propio
ocho, que Revilla se queda corto
siete, que Mariano está en La Moncloa.

Seis, empieza el baile de los recuentos
cinco, menuda canción nos espera
cuatro, que lo de antes eran sondeos.

Tres, pero no hay sitio para sorpresas
dos, ni para indignados ni alto el fuego...
porque el primero es nuestra España lerda.





En el tocadiscos: 
Pascual Marquina - España cañí

domingo, 13 de noviembre de 2011

Las horas cortas.

Las hora cortas
que se ahorcaron
siempre regresan
con un machete
entre los dientes
con un buen brete
en que meterte
con un sol tenue
que no calienta.

Las horas cortas
que se ahorcaron
van con la sombra
perenne y negra
como la culpa
larga y certera
pero sin duda
nunca se alejan
de nuestras fobias.

El que es cobarde
sin sonrojarse
puede marcharse
pues ha esquivado
las horas cortas
que se ahorcaron.






En el tocadiscos:
Sigur Rós  -  Svefn-g-englar

sábado, 12 de noviembre de 2011

jueves, 10 de noviembre de 2011

Libreto.

Hincar la uña en el filtro de un cigarro que nunca se encendió. Intentar ir más allá de la mera descripción. Pero, no puede haber nada más bello. No lo imagino. Los verbos de acción dinamizan. Nadie quiere dinamizar. Horrible palabra. Los labios entreabiertos dejarán escapar un sorbo de alma cada vez. Y los vidrios enfermos no pueden contener tanto frío. Embotado como está. Ella también: se envolvió en lágrimas sin memoria.

Se miran entonando algún pretérito imperfecto del subjuntivo. Torciendo lenguas en bocas equivocadas. Y el creer, concepto extraño pero poderoso como los músculos de la vagina. Sin huesos de humo ni halos de sangre. Dormida sin pensar en los trenes que van. En las estaciones a las que se da la espalda.

Salto de página a mano alzada.

En un puerto con la mar picada y los barcos inquietos. El cabello retando al viento. Salitre. Sonido leve y doloroso. Con el tacto de aquella blusa tatuado en los dedos. Enumeración. Afirmarán, gris, puta, cortante, saltar. Y los violines que aúllan sin piedad.

Hola querido, te escribo desde el trabajo pero no sé cuándo recibirás esta carta. Con bolsos llenos de teléfonos que vibran. Papel celofán entre los dientes. ¿Tú cómo lo llamas? Diálogos no, por favor.


La mujer retira la mano
del pecho del hombre. Se
levanta y abandona la habitación.
Su ausencia no cambia
nada. El hombre no se mueve.

Atiq Rahimi.



En el tocadiscos:
Lucia Micarelli - Aurora-Kashmir

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Te invito a mi casa.

En mi casa hay radiadores
cortinas en las ventanas
jilgueros por las mañanas
un poco de arroz y flores.
En mi casa los colores
van del verde al rojo oscuro
para hacer aquel conjuro
que aprendí de mis mayores
y que hará que nunca llores
aunque estés en un apuro.
En mi casa, te lo juro
no hay lugar para temores
mas tampoco para amores
no sensibles al bromuro.






En el tocadiscos:
Chavela Vargas  -  Paloma Negra

lunes, 7 de noviembre de 2011

Días del viejo Román (II).

A la hora de comer, su nuera vuelve a casa. El trabajo en la ventanilla del banco debe ser soberanamente aburrido, se dice el viejo. Cómodo pero aburrido, no como aquellas labores del campo. Recuerda entonces el sudor en la frente, con el sol bien alto y la tierra muy caliente. Las mañanas que se derretían a base de azadazos o tajos de dalle. No hacía falta que su mujer le llamara a comer; cuando las tripas sonaban estaba claro que era la hora de volver. Trata de comprender cómo ha cambiado todo, pero tampoco se esfuerza demasiado. Al fin y al cabo, lo de ahora ya es para otros.

Pese a los intentos de la muchacha -amabilidad fingida, cree el viejo- apenas intercambian cuatro frases durante la comida. Nunca fue santo de su devoción esa chica. Desde el principio supo que con su hijo iba a formar una de esas parejas ejemplares y sosas. Lo que el pequeño llama con sorna "nuevos ricos".

Él sí que es feliz, piensa. El hijo pequeño sí que ha logrado la vida que quería, sin dejarse calzar por los que dicen que saben. Hace mucho que no hay noticias de él más allá de un par de llamadas al mes para decir que sigue bien, pero no se lo reprocha. Quizá sea una actitud egoísta, pero es lo que hay, y aunque todos los cuidados los recibe de su hijo mayor y su nuera, sigue siendo al otro al que quiere más.

Pasadas las tres, Román barrunta dos palabras de halago a la comida y a la cocinera esforzándose en parecer enfadado y sale a la calle. Desde poco después del final de la guerra no duerme la siesta. Como suele decir, ya no se come suficientemente contundente como para tener que reposar. Mirando al suelo, camina despacio hasta el bar, donde va a jugar al mus con los de siempre. Con los que quedan, piensa.





En el tocadiscos:
Coleman Hawkins  -  Speak Low

domingo, 6 de noviembre de 2011

Lo hago aunque no quiera.

Debería hablar del cielo de otoño, que nos baña en agua bendita. Eso sería poético y cierto, pero no voy a hacerlo. Y si ya lo he hecho, lo retiro arrepentido. Podría mencionar los interesantes libros que visten mi mesilla de noche, así como analizar sus temáticas y argumentos. Justificar mi elección, alabar o maldecir a sus autores. Me dejaría en buen lugar, pero no lo necesito. No estaría mal deciros que no voy a votar porque el sistema no funciona y porque los candidatos apestan. Me definiría -lo hago aunque no quiera- y generaría esa típica polémica sobre si no votar conlleva no valorar la importancia de poder hacerlo. Me niego. Miento, miento y miento. Como si me gustara hablar de amor o de cosas trascendentales y filosóficas. Del enigma ontológico, el destino, las casualidades; de la muerte. Lo aborrezco. Todo eso es una puta farsa que hacemos para dar importancia al poco entendimiento que tenemos. Y para hinchar eso que llamamos ego. Joder, ya estoy dándole al tema. Qué asco. Quiero que salga de mí. Nada es tan dramático. No somos más. Y el bienestar me suda la polla. Lo único que necesito es un plato caliente al día y follar una o dos veces por semana. Ni siquiera pido que estén buenas, cojones. Esas niñatas que ahora se creen algo porque estudian carreras y se ponen trajes chaqueta de color gris marengo. Son unas zorras igual que todas. Las de los polígonos, las de las esquinas y las de los hoteles. Y vosotros, cínicos de mierda. Arquitectos, médicos, ingenieros, abogados. Puteros con coches caros, que habláis de ética y moral con vuestra mujer. De lo mal que va el país. Putos con coches caros que cuando ponéis el culo ni siquiera es para vivir. Estáis podridos. Os mataría a todos por hacerme un favor a mí mismo. Para no vomitar delante de vuestros hijos. Y a vuestros hijos también los mataría.






En el tocadiscos:
Converge  -  Jane Doe

martes, 1 de noviembre de 2011

Soy como vosotros.

Venid y tocad
(Habla la nada encinta
desde su atrio)
soy como vosotros
nauseabunda, colérica y vanidosa.
Escuchad
no temáis, ¡oh ilusos!
no temáis.
Abridme vuestras almas
vuestros ojos, vuestras dudas
tiernas, virginales.
Dejadme parir en vosotros
sin sangre de hierro
o sin dolor de madre.
Vaciad el humus
aterido, anestésico
verde como los miedos verdes
y llenaos de mí.
Mirad
a pies juntos ¡sí infelices!
a pies juntos.
Descubríos con ira
y tenedme con fe.






En el tocadiscos:
Mono  -  Pure as Snow

sábado, 29 de octubre de 2011

Y tú serás.

Quieren que creas
quieren que vayas
quieren que seas
y tú serás.
                Yo no soy
                y si sí,
no quiero estar.


Dicen que saben
dicen que pueden
dicen que tienen
y lo tendrán.
                Yo no tengo
                y si sí,
lo tiro al mar.


Saben que ignoran
saben que engañan
saben que ganan
y ganarán.
                Yo no gano
                y si sí,
¿qué hay que robar?






En el tocadiscos:
Itzhak Perlman  -  Klezmer

jueves, 27 de octubre de 2011

Días del viejo Román (I).

Román se acerca a la residencia tres o cuatro veces por semana. Normalmente pasa a eso de las seis y media y se queda hasta la hora de la cena. Dos hora de conversación forzada, alguna caricia de menos y un enorme cúmulo de nostalgia es todo lo que se lleva cuando vuelve.

Desde que vive con su hijo mayor y su nuera, a penas duerme. Se pregunta si hizo bien malvendiendo la vieja casa, la que decían que se le iba a caer encima.

Echando la vista atrás no parece haberlo hecho tan mal. Trabajó cuanto pudo, disfrutó lo que le dejaron y tuvo una familia más o menos feliz. Durante un tiempo todo pareció ir bien, pero ahora algo le dice que la herrumbre que se pega a sus huesos y le impide sonreír no es sólo fruto de la edad. Algo ha fallado.

Cada mañana se levanta de la cama, va al baño y se mira en el espejo. Se escruta cuidadosamente durante varios minutos en busca de la marca del leviatán. En algún sitio espera encontrar el estigma que en su rostro ha tenido que dejar aquella decisión errónea, aquel descuido, lo que quiera que fuera. Pero nunca encuentra nada y acaba afrontando el nuevo día con una mezcla de frustración y cabreo.

Después de desayunar, después de leer el periódico que su hijo le deja siempre encima de la mesa, después de disfrutar de un rato de soledad; comienza a notar como la casa se le cae encima. A pesar de que no es ni por asomo su vieja y querida casa, acepta el agravio con resignación. Se dice que debería salir al bar un rato. Charlar de política o de cómo fueron aquellos años. Pero pronto desecha la idea y acaba limitándose a esperar a que lleguen las seis y media de la tarde.



En el tocadiscos:
Las Pastillas del Abuelo - Viejo

Destellos entre el humo.

Viene de las profundidades oscuras. Nació entre la esclavitud y la pobreza más paupérrima y germinó con el alma de los desterrados y el no-alma de los muertos. Por eso los corsés no sirvieron. Y de ahí que hable de verdad sin medias tintas.

Llegó la revolución y adquirió una personalidad diferente. Se reinventó en una forma de vida y una cultura, que implica más de lo que la mayoría de la gente tiene (o aspira a tener), a pesar de sus coches y sus chalés. Se transformó en frenesí y vida. En un rodar buscando algo. Y en que esa búsqueda tuviera sentido más allá de la existencia de lo buscado.

Continúa entre letras mayúsculas, fusiones y genios. En tiempos álgidos de lo cutre y lo soez, es un milagro.

Es el sonido metálico aparentemente caótico, entrecortado a veces, prolongado hasta la agonía otras. Un caos urdido minuciosamente como los hilos de un telar. Son los dedos volando, la respiración abrazando -acaso pariendo- cada nota y destellos amarillentos que se adivinan entre el humo. Y es el ritmo suave, demasiado agudo y sutil en ocasiones, que encaja los diálogos y hace que se enraícen en la puntera y el tacón de todo mortal.






En el tocadiscos:
George Lewis New Orleans Jazz Band - Mahogany Hall Stomp

martes, 25 de octubre de 2011

Desvaríos -o no- de un profesor de universidad (IV).


Los únicos que no tienen historia son los aborígenes. Si haces las cosas sin fijarte en todo lo que ya se ha hecho, eso es lo que eres: un aborigen. ¡Ab-origen!




jueves, 20 de octubre de 2011

Desvaríos -o no- de un profesor de universidad (III).


Hay que proyectar de acuerdo con la antropometría humana. Pero no se trata de responder a la pregunta "¿Quepo yo ahí?", sino a "¿Quepo yo ahí con todos mis sueños y mis ilusiones?".



miércoles, 19 de octubre de 2011

Tándem.

Está en sus manos la sabiduría y en su voz la pericia, aunque a veces parezca al revés. El otro le mira, cómodo y suficiente. Gira la cabeza el primero, se observan sin estudiarse, sabiendo lo que ven. Madera del mismo árbol que se entiende aunque no se soporta. Es llamativo el peso de los silencios, que toman la forma de descansos en la interpretación que ambos tratan de sostener. Y lo logran, ejecutando una obra que algunos calificarían de arte.

Sus manos son bonitas y se mueven con seguridad y tino ante la mirada inquieta -inquisitiva quizá- del otro. Las palabras son un disfraz que allá en el extranjero engaña y convence, pero que acá sólo engaña.






En el tocadiscos:
Fever Ray  -  Keep the streets empty for me

Desvaríos -o no- de un profesor de universidad (II).


Es difícil pensar cuando también tienes que pensar en el oso que te va a atacar.




viernes, 23 de septiembre de 2011

Fotogramas.

No son más que fotogramas
de una vida ya olvidada
que pasó sin ser nombrada
mientras yo estaba en las ramas.
Conversaciones con damas
que quitan pero no dan
cuando te haces el Don Juan
y regalas una rosa
o cuando sin ser gran cosa
llevas las manos al pan.


No son más que fotogramas
de un presente que no escucha
y siempre gana la lucha
blandiendo dolor y dramas.
Amores en telegramas
lágrima y sexo incluído
que a pesar de lo sabido
mantienen la lealtad
y esperan a que la edad
compense lo no vivido.


No son más que fotogramas
de un mañana aún incierto,
un fantasma en un desierto
entre glaciares y llamas.
Promesas de besos, camas
y "para siempre" al final
completan el recital
del teatro de la nada...
Ya no escucho la llamada
de aquel instinto animal.








En el tocadiscos:
Iván Ferreiro  -  Fotogramas
 

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Una promesa.

Tu ropa huele a lunares
igual que la tierra entiende al arado.
Las letras de tus cartas
se desploman en cada palabra
y los versos
¡ay los versos!


Tu dolor no es suficiente.
Cuando lo sea
que lo será
escríbeme un poema
que hable de lunas;
lunas de escombro.




En el tocadiscos:
Alfombras intentando despegar.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Perdón por la espera.

Hola, soy yo otra vez. Perdón por la espera, pero la vida disfrazado no me ha permitido volver por aquí. Comprendo tu tristeza. A mi también me corroe esta farsa. Espero poder venirme pronto, porque allá se me hace imposible respirar y sé que éste es mi sitio. Aquí es donde soy. Donde los pájaros ya casi cantan y los borrachos mienten. Donde las miradas se nublan y los niños saben soñar. Donde el amor es sexo y las penas se remueven. Donde las palabras sólo son eso y el viento entiende. Donde es tarde ya para ser sincero y no quedan hombros para llorar. Donde los peces braman al cielo y los ríos vuelven al mar. Donde las ideas nacen, y la muerte ocurre. Donde el silencio habita y la luz no.





En el tocadiscos:
Nina Simone - I put a spell on you

viernes, 16 de septiembre de 2011

La estación.

Rondaba ese viento que todos allí conocen. Ese de los atardeceres de postal que hace lamentar no haber cogido la rebeca. El de los anocheceres que de primavera sólo tienen la fecha. Yo caminaba hacia la estación con la mente puesta en no sé qué mentira y ella se recogía el pelo en busca de alguna claridad recalentada. El timbre sonó y yo no abrí. Para mí valió siempre. Ella estaba de vuelta y con diez euros no da para Moët & Chandon, así que esperamos al tren.

No nos subimos nunca. Y me alegro, porque los trenes se me antojan demasiado certeros y demasiado Frank Yerby. Lo importante es la conversación que medió. Y las palomas cojas que vuelan. Pero siempre quise ser guardagujas.

Antes de que le pidiera un taxi no me besó.






En el tocadiscos:
The foals  -  2 trees

miércoles, 14 de septiembre de 2011

(De)prisa.

Las piedras se precipitan contra el suelo. Azulejos rotos y la crisma ansiosa. Que vuelva el vértigo de cuando no daba igual. Es tiricia. Es papel de aluminio en tus empastes. Y los mares por techo. A la vuelta de la esquina hay otra puta con sus tacones manchados de orín. Mientras, en algún hogar su hijo ve ClanTV. Reacciones endotérmicas contra los abrazos oficiales. Perfume en lata. Si te encuentras, te equivocas. Fui.








En el tocadiscos:
Precipicios ciegos o diez formas de esquivar al miedo

domingo, 11 de septiembre de 2011

Inspiración.

Enciendo un pitillo imaginario y veo el humo imaginario jugar con el flexo. Así me siento mucho más seguro de mí mismo: con el portaminas Staedtler entre los dedos índice y corazón. Los párpados me pesan, apuesto a que tengo los ojos hinchados y parezco alguien interesante, con una buena historia que contar. La cabeza me duele horrores. Estoy convencido de que eso también imprime a mi gesto un cariz de de genio atormentado. Me miraría en el espejo, pero nunca tengo espejos cerca.

Quizá mañana lea el periódico. Pero no en internet, eso no es serio. Prensa de verdad, en papel. Ojearé la sección de economía, y puede que los titulares de nacional. Así podré hablar de la actualidad cuando vaya por la tarde a ver el partido.

Voy a poner música. Lo más acorde con este momento de inspiración, con la musa abrazándome sin remilgos sería... Chopín. O puede que Bach. Pero me duele demasiado la cabeza para eso.






En el tocadiscos:
Coleman Hawkins Quintet  - South of France blues 

jueves, 8 de septiembre de 2011

Todavía

Las mañanas y las noches se confunden
como se confundieron los pájaros
que ya no vuelven.
Las mandíbulas se tensan
y los ojos
dejan curvarse cada mirada 
en busca de preguntas
que todavía nadie entiende.
Las respuestas poco importan
cuando el horizonte se llama horizonte
todavía.




En el tocadiscos: 
The Album Leaf - Twenty two fourteen

lunes, 5 de septiembre de 2011

Me quedo con los apuntes prestados.


Me quedo con los apuntes prestados
con tantas noches en el paraninfo
con las cervezas de Santo Domingo
con lo no aprendido y con lo olvidado.


Me quedo con las mañanas al sol
con lo que hablamos en la última fila
con los muses de la cafetería
con Cangas y Torres y Calderón.

Me quedo con esos nervios del antes
con los que seguís ahí todavía
con las miradas serias de un examen.

Me quedo con el pincho del Manila
con todos los días que llegué tarde
y con que estudiar no es todo en la vida.




En el tocadiscos:
El Santo  -  Te lo traigo

[Lo que ha sonado antes de cada examen desde aquel 2004.]

domingo, 4 de septiembre de 2011

viernes, 2 de septiembre de 2011

Cambios.

Cuando era niño, me sentaba a leer en las ramas de los árboles, rodaba por la hierba hasta que la cabeza me daba vueltas, rompía los pantalones que luego mi madre remendaba y pescaba anguilas con gusana.
Cuando era niño, pintaba con lápices Alpino, se me derretía el chocolate en las manos antes de llegar a comerlo, mataba golondrinas a perdigonazos y me hacía enormes heridas en las rodillas.
Cuando era niño, escuchaba 'Más noches de blanco satén', chutaba mi balón contra la pared hasta que despertaba a mi padre de la siesta, robaba cerezas a mi vecino y dormía hecho un ovillo.

Ahora que no soy tan niño, cuando leo estoy como en las ramas, la hierba hace que la cabeza me de vueltas, mi madre sigue arreglando mis pantalones y no pesco anguilas porque ya no hay.
Ahora que no soy tan niño, creo que no pinto nada, a penas como chocolate, cuido a las golondrinas que anidan en mi garaje y me hago heridas que no cicatrizan nunca.
Ahora que no soy tan niño, escucho 'La zona sucia', mi padre se despierta sin necesidad de balones, los cerezos de mi vecino están secos y sigo durmiendo hecho un ovillo.


Algunas cosas han cambiado. Unas a mejor y otras no.

Quizá dentro de unos años escriba algo así como: 

Cuando era joven, la constitución dependía de los mercados, los políticos robaban a manos llenas, se dejaron escapar todos los logros sociales de nuestros padres y cambiamos un presidente malo por otro inútil. 
Cuando era joven, ser estudiante recién titulado en España era una putada, manifestarse por las injusticias estaba mal visto, el Papa ponía patas arriba Madrid y la policía soltaba mamporros sin medida a la mínima.
Cuando era joven, en la televisión había montones de canales basura, los ricos eran cada vez más ricos, los pobres eran cada vez más pobres y algunos ilusos creyeron que las cosas podían cambiar.

Y quizá cuando escriba la segunda parte (la de Ahora que no soy tan joven...) algunas cosas hayan cambiado.








En el tocadiscos:
Esperanza Spalding - Little Fly

domingo, 28 de agosto de 2011

Sombreros (I).

Desde que ya no llevo
sombrero, escribo
muchos menos haikús.

Me equivoqué otra vez
y no duró
más el autorrencor.

Tres veces me negaste
tres veces, pocas.
Así y todo te afirmo.




En el tocadiscos:
The Klezmatics - Spin, dreydl, Spin

jueves, 25 de agosto de 2011

Hay más cosas.

Hoy he vuelto a mirar al mar. El cielo lucía un color gris convencido y el agua un azul plomizo, más triste de lo que suele. Había tres barcos grandes a lo lejos, quietos como rocas -esperando lo que quiera que esperen los barcos anclados a la entrada de la bahía-, y tres viejos a unos pasos de mí, sentados en un banco -hablando de lo que hablan los viejos que se sientan a mirar al mar-.

Los barcos y los viejos me han hecho darme cuenta de que en el mundo no sólo hay barcos y viejos. También hay mares y cielos y bancos. Y muchachos que vuelven a mirar al mar.

Hay muchas más cosas, aunque a veces nos quieran hacer creer que sólo hay blancos o negros, mujeres u hombres, judíos o nacis, católicos o antipapistas, pepé o pesoe, indignados o dignos, Iñaki Gabilondo o César Vidal, jóvenes o sabios, españoles o vascos, drogadictos o camellos, ignorantes o periodistas, banqueros o indigentes, ovejas o lobos, limpios o ensuciados, Isabel Coixet o Sánchez-Dragó, verdades o verdades a medias, explotadores o parados, playa o montaña, medio ambiente o Fukushima, filosofía o fútbol, señores o perroflautas, guapos o inteligentes, políticos o gente honrada, España o Europa, vida o... sueño.





En el tocadiscos:
Mehnai - Storm

miércoles, 24 de agosto de 2011

El día en que te olvidaste de reír.

El día en que te olvidaste de reír se deshizo entre la gente. Apartabas cabellos de tu cara como cuervos a contraluz.

El día en que te olvidaste reír casi no llovía. Blasfemabas entre dientes como si fueras una más.

El día en que te olvidaste de reír no era tarde todavía. Clavabas los tacones en el barro como clavos en mi cruz.

El día en que te olvídaste de reír rogaba no verte. Buscabas su mano como el niño que corre tras una pelota -pero el coche aceleró en lugar de frenar-.